Allá, por octubre de 2019, me propuse leer un discurso de la Conferencia General diario e ir, paralelamente, registrándolo en este blog. Lamentablemente, no pude cumplir mi meta. El ser constante es, algunas veces, un desafío para mí.
Este año la misma idea venía rondando mi mente pero no terminaba por poner manos a la obra. El impulso que estaba necesitando vino de parte de un mensaje que se compartió hoy en la clase de Sociedad de Socorro de Catán 2, el cual hacía referencia a las invitaciones que el presidente Russell M. Nelson hizo en las dos últimas conferencias (abril y octubre de 2024). En ambas, nos pedía que estudiáramos y meditáramos los mensajes de los discursantes.
Tomé la determinación, entonces, de leer los treinta y dos discursos para descubrir qué otras invitaciones tiene el Señor para hacerme en cada uno de ellos. Pero, a diferencia del 2019, no me enfocaré tanto en publicar un post cada día (Si logro hacerlo, será porque surgió de manera natural y no como una "obligación".), sino, más bien, en llegar al último mensaje antes de la próxima Conferencia General, que se llevará a cabo el 4 y el 5 de octubre. Tengo, por lo tanto, cincuenta y cinco días para leer, meditar, aprender y esforzarme por entregarle al Señor una mejor versión de mí misma.