El último sábado de julio me encontró realizando ordenanzas por mis antepasados en el Templo. La actividad organizada por la presidencia de Mujeres Jóvenes de Estaca el día anterior fue digno préambulo, que me fortaleció e inspiró a ponerle mayor énfasis a mi ímpetu espiritual.
No me voy a detener en los sentimientos que despiertan/generan en mí el recorrido por sus jardines o las ordenanzas que realizo en su interior (porque ya lo hice en La Casa del Señor, Una salida ideal para un sábado, Panza (y alma) llena, corazón contento, Postales de un día nublado, Un recorrido que despierta (casi) los cinco sentidos y en algunas otras publicaciones que tendrás que ir descubriendo por vos mismo.) pero sí decir que ninguna visita es igual a otra. En mi caso, por ejemplo, el último sábado de julio, volví a casa con una propuesta que me prometí evaluar. Además de realizar ordenanzas por mis antepasados y compartir un agradable momento con hermanas de Catán 3, una voluntaria del Centro de Family Search (anteriormente Centro de Historia Familiar) me preguntó si podría ser voluntaria yo también.
¿Qué pensás que dije? Pista: lo tomé como una oportunidad que el Señor me estaba dando para seguir progresando. Así que, desde el martes, estoy ayudando a otras personas con sus investigaciones genealógicas. ¡Estoy en mi salsa!