"Amarás a tu prójimo como a ti mismo" es el segundo gran mandamiento, después de amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente. (Mateo 22: 37-39)
"¿Y quién es mi prójimo?", quizás te preguntes, al igual que un discípulo le preguntó a Jesús.
"Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Y aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino y, al verle, pasó de largo. Y asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, al verle, pasó de largo. Mas un samaritano que iba de camino llegó cerca de él y, al verle, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su propia cabalgadura, le llevó al mesón y cuidó de él.Y otro día, al partir, sacó dos denarios y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamelo; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando vuelva.¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de los ladrones? Y él dijo: El que tuvo misericordia de él. Entonces Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo." (Lucas 10: 30-37)
En un esfuerzo por amar al prójimo, tanto los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como la Iglesia misma, como organización, brindan ayuda temporal y espiritual.
En lo espiritual, los miembros "siempre buscan formas de ayudar, elevar y amar a otras personas."
"Y ya que deseáis entrar en el redil de Dios y ser llamados su pueblo, y estáis dispuestos a llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras;sí, y estáis dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y a consolar a los que necesitan de consuelo, y ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar en que estuvieseis, aun hasta la muerte..." (Mosíah 18: 8-9)
En lo temporal, viven la ley del ayuno (aunque tiene implicación espiritual, también).
"¿No es más bien el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de la maldad, soltar las cargas de opresión, y dejar libres a los quebrantados y romper todo yugo? ¿No consiste en que compartas tu pan con el hambriento y a los pobres errantes alojes en tu casa; en que cuando veas al desnudo, lo cubras y no te escondas del que es tu propia carne?" (Isaías 58: 6-7 )
El dinero que se ahorra al abstenerse de comprar alimentos es donado, cada mes, para ayudar a los necesitados.
En cuanto a la Iglesia como organización:
-proporciona atención oftalmológica, atención neonatal a miles de madres y bebés , y sillas de ruedas alrededor del mundo
-en caso de desastres naturales u otras tragedias "los líderes de la Iglesia y el personal de los lugares afectados hacen planes sobre cómo entregarán suministros de socorro y prestarán ayuda voluntaria a quienes sufrirán los efectos."
"Siempre que es posible, nuestros miembros de la Iglesia, vestidos con chalecos amarillos de Manos que Ayudan, se movilizan en grandes cantidades para ayudar a los afligidos por los desastres. Esa clase de servicio que prestan tantos de ustedes es la esencia misma de la ministración."
En este discurso del presidente Eyring, de la Conferencia General de octubre de 2017, vas a encontrar mayor información sobre los "chalecos amarillos", su labor humanitaria y su impacto en la sociedad↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷
Amé el discurso del presidente Nelson, que inspiró este post, y me animó a esforzarme más por amar a mi prójimo. Mi aporte, por mínimo que sea, puede marcar la diferencia.
¿Sabías que tu aporte para ayudar a los necesitados y afligidos, seas o no seas miembro de la Iglesia, también es valioso? Gracias a vos, "millones de personas de todo el mundo recibirán alimentos, ropa, refugio temporario, sillas de ruedas, medicinas, agua potable que tanto necesitan, y más."
¿Pensaste en eso?
Mirá el discurso completo del presidente Nelson acá↷↷↷↷↷↷