Para lograr el objetivo de ayudar a otros a venir a Cristo, mencioné tres puntos principales: el Libro de Mormón, la ministración y la Historia familiar y la obra del Templo. (Aclaro: el Libro de Mormón no se menciona en el discurso pero sentí que debía incluirlo por todos los mensajes que hemos estado escuchando últimamente relacionados con él. Incluso a las mujeres de la Iglesia se nos mandó leerlo y terminarlo a fin de año ¿recuerdan?)
Pero vamos por partes. ¿Qué significa "venir a Cristo"?. Las propias palabras del Salvador, en su visita a los nefitas en la antigua América lo define: "Arrepentíos, todos vosotros, extremos de la tierra, y venid a mí y sed bautizados en mi nombre, para que seáis santificados por la recepción del Espíritu Santo, a fin de que en el postrer día os presentéis ante mí sin mancha." (3 Nefi 27: 20)
Pero vamos por partes. ¿Qué significa "venir a Cristo"?. Las propias palabras del Salvador, en su visita a los nefitas en la antigua América lo define: "Arrepentíos, todos vosotros, extremos de la tierra, y venid a mí y sed bautizados en mi nombre, para que seáis santificados por la recepción del Espíritu Santo, a fin de que en el postrer día os presentéis ante mí sin mancha." (3 Nefi 27: 20)
Si vamos a Portada del Libro de Mormón (página III, en números romanos 😎), leeremos que uno de sus propósitos es "convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones"
En la Introducción (página V), el profeta José Smith dijo: “Declaré a los hermanos que el Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la piedra clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios al seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro”.
Podemos compartir el Libro de Mormón de múltiples maneras pero no voy a enumerarlas. Estoy segura que ustedes tienen sus propios métodos e ideas 🙆 (si se animan, pueden compartirlos en los comentarios 😉)
La segunda manera de ayudar a otros a venir al Salvador es a través de la ministración. Ministrar, según la Guía para el Estudio de las Escrituras, es "Llevar a cabo la obra del Señor sobre la tierra". ¿De qué manera? "Llorando con los que lloran, consolando a los que necesitan de consuelo" (Mosiah 18:9), amando, sirviendo, cuidándonos unos a los otros. El presidente Nelson dijo que éste nuevo modelo (anteriormente se servía a los demás miembros a través de las maestras visitantes y los maestros orientadores, pero esos programas se dieron de "baja") nos ayudarán a servirnos "los unos a los otros de una manera nueva y más santa".
La tercera manera es a través de la Historia Familiar y la Obra del Templo. Al esforzarnos por buscar los nombres de nuestros antepasados y al hacer las ordenanzas por ellos, les estamos dando la oportunidad de volver a la presencia del Padre Celestial, si es que aceptan esas ordenanzas a su favor y son fieles a los convenios que las acompañan. Los vivos también son bendecidos porque sus corazones se vuelven hacia los que ya no están.
Yo he tenido experiencias muy personales con cada uno de estos puntos y mi conclusión es que somos nosotros, quienes conocemos el Evangelio, los que primero tenemos que venir a Jesucristo (pero de una manera mas completa y total) para poder mostrar el camino y guiar a otros.
¿Tienen algún familiar o amigo que quisieran que volviera a la actividad en la Iglesia? ¿O que la conozca? Las maneras que compartí en este post les pueden ser de gran ayuda, y un puntapié inicial para buscar y poner en práctica otras que les vengan a la mente. Pero recuerden: todo lo que hagan, que sea con amor, paciencia y, ante todo, respeto por las diferencias con otras personas.
¿Lo harán? ¡Espero sus comentarios!