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lunes, 18 de diciembre de 2017

#IluminaElMundo: día 18

¡¡¡Holaaa!!! ¡Gracias por tomarse un tiempo y pasar por acá! Paso a dejarles la consigna de hoy, lunes, que dice:

        "(Perdonad ) a los hombres sus ofensas" (Mateo 6: 14)




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Sugerencias: 







El Señor mismo nos mostró la manera en que debemos perdonar (y de la que podemos hallar mas sugerencias) al decir:
"...el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y cuando comenzó a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Mas como este no podía pagar, mandó su señor venderlo a él, y a su mujer e hijos, con todo lo que tenía, para que se le pagase. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor, movido a misericordia por aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y tomándole del cuello, le ahogaba, diciendo: ¡Págame lo que me debes! Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagase la deuda. Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y declararon a su señor todo lo que había pasado. Entonces llamándole su señor, le dijo: ¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también haber tenido misericordia de tu consiervo, así como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Así también hará con vosotros mi Padre Celestial, si no perdona de corazón cada uno a su hermano sus ofensas." (Mateo 18: 23-35)

"También dijo: Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.Y no muchos días después, juntándolo todo, el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia y comenzó a pasar necesidad. Entonces fue y se acercó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el que le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Entonces, se levantó y fue a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad la mejor ropa y vestidle; y poned un anillo en su mano y sandalias en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, porque este, mi hijo, muerto era y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado. Y comenzaron a regocijarse. Y su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Y el criado le dijo: Tu hermano ha venido, y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberle recibido sano y salvo. Entonces se enojó y no quería entrar. Salió, por tanto, su padre y le rogaba que entrase. Pero él, respondiendo, dijo al padre: He aquí tantos años hace que te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para alegrarme con mis amigos. Pero cuando vino este, tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Pero era menester hacer fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, muerto era y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado." (Lucas 15: 11-32)

Así que recuerden: en éstas fechas (y siempre) cultivemos un corazón presto a perdonar. ¡Nos vemos!