Nos despertamos temprano, con el sonido del canto de los pájaros. Eso es lo lindo de acampar. Podés estar en contacto directo con la naturaleza, respirar el aire puro, sentarte a la sombra de los árboles y, por sobre todo, interactuar mucho más con tu familia.
El camping no tendrá la comodidad de un hotel, un departamento o de una casa pero te saca de la rutina diaria y vivís tus vacaciones de una manera diferente. Nosotros tuvimos la oportunidad de hospedarnos en departamentos así que hablo con conocimiento de causa.
Desayunando en el quincho del camping. El día había empezado con un poco de llovizna pero después mejoró, así que después fuimos a la playa (no saqué fotos, perdón) |
Hubo que hacer ver al auto para que estuviera en condiciones el resto de la semana. |
El primer almuerzo en al anafe. |
¡Nos jugamos con el almuerzo! |
¡A dar una vuelta por la costanera! |
¡Miren lo que descubrimos a unas cuadras del camping! |
Plaza enfrente del camping. (El camping está cruzando la plaza) |
Volviendo al camping. |
Éste es el camino que debíamos recorrer para llegar a nuestra parcela. |
¡Nuestra parcela! Con mesa, asientos y toma de luz. Cerca de los baños y de la pileta para lavar la vajilla y la ropa. Es muy seguro todo. Nadie toca las pertenencias de otros. |
Hasta acá, nuestras experiencias del segundo día en San Clemente. ¡Hasta la próxima!