"Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados y sus puertas que habían sido consumidas por el fuego. Pasé luego a la puerta de la Fuente y al estanque del Rey, pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba. Y subí de noche por el torrente, y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle; y así regresé. (Nehemías 2: 13-15)
"Y edificamos el muro, y todo el muro quedó unido hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar." (Nehemías 4:6)
"Sí, él había estado fortaleciendo los ejércitos de los nefitas y construyendo pequeños fuertes o sitios de refugio, levantando parapetos de tierra alrededor de sus ejércitos, y erigiendo también muros de piedra para cercarlos, en los contornos de sus ciudades y en las fronteras de sus tierras; sí, por toda la tierra. Y en sus fortificaciones más débiles colocó el mayor número de hombres; y así fortificó y reforzó la tierra que poseían los nefitas." (Alma 48: 8-9)
"Y he aquí, la ciudad había sido reconstruida, y Moroni había colocado un ejército cerca de los límites de la ciudad, y habían levantado un parapeto de tierra para defenderse de las flechas y piedras de los lamanitas, pues he aquí, luchaban con piedras y con flechas." (Alma 49: 2)
Como familia, estamos siguiendo los pasos del capitán Moroni y de Nehemías, al construir muros que fortalezcan, piedra sobre piedra, nuestra fe y testimonio. Uno de esos bloques de concreto es la Noche de Hogar. Como no siempre nos resulta fácil planificar, delegar, reunirnos pensé en la siguiente estrategia: tomar algún/os versículos/s de nuestro estudio del Ven, Sígueme y partir de ahí.
En esta oportunidad, mi lectura personal de Éxodo 16 y la alimentación del pueblo israelita con el maná, "esa cosa blanca y menuda" que el Señor hizo llover del cielo, me inspiró a compartir esta enseñanza con mis hijos.
"Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como la escarcha sobre la tierra. Y al verla los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?, porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.. (...) Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel. (...) Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán." (Éxodo 16: 14-15, 31,35)
Este es el orden en el que vimos los videos: