Muchas personas, ante acontecimientos como los desastres naturales, los desafios de la vida mortal y la muerte se sienten desorientadas, temerosas y hasta se enojan con Dios. Se preguntan cómo puede ser que Él permita que todas estas cosas les pasen a la gente buena. Y no quieren (o no pueden) entender las explicaciones o razonamientos que uno les pueda brindar desde la perspectiva del Evangelio.
A mi amiga le pasó que no supo que palabras decir ante el corazón afligido de una persona de su congregación. En ese momento se sintió inspirada a abrazar a esa persona, sin agregar nada más. (Mas tarde pudo orar y recibió la confirmacion de que lo que habia hecho era lo único que podía hacer por esa persona en ese momento.)
Mientras nuestra conversación continuaba, vinieron a mi mente varias escrituras, que compartí con ella. (Creo firmemente en el poder de las Escrituras para ayudar a las personas a hallar respuestas a sus preguntas.)
"Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto enteramente instruido para toda buena obra." (2 Timoteo 3: 16-17)Cuando no sabemos que decir en determinados momentos no hay nada mejor que buscar en las escrituras porque "...la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas y los tuétanos..." (Hebreos 4:12)
Gracias a las Escrituras sabemos que las cosas que están pasando han sido profetizadas y, por lo tanto, no nos tienen que tomar por sorpresa:
"...Se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá grandes terremotos y, en varios lugares, hambres y pestilencias; y habrá cosas terribles y grandes señales del cielo." (Lucas 21: 10-11)
"...después... viene el testimonio de terremotos que causarán gemidos en el centro de la tierra, y los hombres caerán al suelo y no podrán permanecer en pie.
Y también viene el testimonio de la voz de truenos, y la voz de relámpagos, y la voz de tempestades, y la voz de las olas del mar que se precipitan allende sus límites.Y todas las cosas estarán en conmoción..." (Doctrina y Convenios 88: 89-91)
"...principios de dolores serán estos." (Marcos 13: 8)
A causa de estos acontecimientos y de que "... en los posteros días... habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin dominio propio, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los deleites más que de Dios..." (2 Timoteo 3: 1-4), "...el amor de muchos se enfriará" (Mateo 24: 12) y "... desfallecerá el corazón de los hombres, porque el temor vendrá sobre todo pueblo." (Lucas 21:26)
A esta altura el panorama descrito en las Escrituras parece atemorizante ¿verdad? ¿Cómo conservar la calma y tener una perspectiva positiva en tales circunstancias?El Señor no nos dejó solos, sin ayuda a la que podamos acudir en momentos de necesidad. Él nos dice: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre... No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros... La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo" (Juan 14: 16, 18, 27). También, dice: "En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo." (Juan 16: 33)
En verdad, las Escrituras son una gran fuente de poder, fortaleza y consuelo en estos tiempos tan tumultuosos. Si las leemos, estudiamos y meditamos en sus enseñanzas, estaremos escuchando la voz misma de Jesucristo hablándonos y, les aseguro, podremos encontrar respuestas a todas nuestras dudas y preguntas.
"Y como la predicación de la palabra... había surtido un efecto más potente en la mente del pueblo que la espada o cualquier otra cosa que les había acontecido... Alma consideró prudente que pusieran a prueba la virtud de la palabra de Dios." (Alma 31: 5)¿Pondrán a prueba la palabra de Dios?
A continuación les dejo un video con las enseñanzas de Jesucristo, contenidas en las Escrituras, de los acontecimientos que sucederán en estos últimos tiempos y de cómo enfrentarlos sin temer: