Estoy muy agradecida con mi Padre Celestial porque recibí respuesta a una preocupación que tenía.
No soy perfecta pero sé que, pese a mis imperfecciones, Él me ama y me da Su ayuda.
Una escritura vino a mi mente después de manifestarle, en oración, mi preocupación al Padre Celestial:
"Si puedes creer, al que cree todo le es posible." (Marcos 9: 23)Ésa escritura me llevo a otras:
"...No temas, cree solamente" (Marcos 5: 36)
"Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece" (Filipenses 4:13)
"...me gloriaré en mi Dios, porque con su fuerza puedo hacer todas las cosas..." (Alma 26:12, Libro de Mormón)Gracias a estas escrituras mi preocupación se fue y puedo decir que todo está más calmo en mi interior y sé que podré lograr lo que el Señor me pida hacer.
Éste modelo, el de orar pidiendo guía y el de leer las escrituras, invita a la revelación. Es una comunicación sagrada entre el Señor mismo y una persona, en éste caso, yo.
Y éste modelo puede ser continuo, cada día por el resto de nuestra vida. ¿No es maravilloso? ¿No te gustaría tener éste tipo de comunicación con el Padre Celestial, sin intermediarios? ¿Conocer Su voluntad en cuanto a tu vida? ¿Recibir guía sincera y constante de Alguien que te ama más que cualquier persona, que hasta mandó a la tierra a Su Hijo Unigénito para que tus pecados fuesen perdonados, y tus enfermedades sanadas?
En Leales a la Fe (un libro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días) podemos leer lo que hay que hacer para prepararnos para recibir revelación:
¿Has recibido ya revelación del Señor? Si no ha sido así ¿te prepararas para recibir revelación directa de los cielos ¿Harás la prueba?"Ora pidiendo guía. El Señor dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7–8). A fin de hallar y recibir, debes buscar y preguntar; si no llamas y oras a tu Padre Celestial y le pides Su guía, la puerta de la revelación no se abrirá; pero si te acercas a tu Padre en humilde oración, con el tiempo recibirás “revelación tras revelación, conocimiento sobre conocimiento, a fin de que conozcas los misterios y las cosas apacibles, aquello que trae gozo, aquello que trae la vida eterna” (D. y C. 42:61).Se reverente. La reverencia es una actitud de profundo respeto y amor. Cuando eres reverente y pacífico, atraes sobre ti la revelación. Aun cuando todo lo que te rodee esté alborotado, puedes tener una actitud reverente y estar preparado para recibir la guía del Señor.Se humilde. La humildad está íntimamente relacionada con la reverencia. Cuando eres humilde, reconoces que dependes del Señor. El profeta Mormón enseñó: “Por motivo de la mansedumbre y la humildad de corazón viene la visitacióndel Espíritu Santo, el cual Consolador llena de esperanza y de amor perfecto” (Moroni 8:26). Guarda los mandamientos. Cuando guardas los mandamientos, estás preparado para recibir, reconocer y seguir la guía del Espíritu Santo. El Señor prometió: “Mas a quien guarde mis mandamientos concederé los misterios de mi reino, y serán en él un manantial de aguas vivas que brota para vida eterna” (D. y C. 63:23).Toma dignamente la Santa Cena. Las oraciones sacramentales nos enseñan cómo recibir la compañía constante del Espíritu Santo. Al tomar la Santa Cena, das testimonio a Dios de que estás dispuesto a tomar sobre ti el nombre de Su Hijo y de que siempre te acordarás de Él y guardarás Sus mandamientos. Nuestro Padre Celestial promete que si guardas esos convenios, siempre tendrás la compañía del Espíritu. (D. y C. 20:77, 79.)Estudia diariamente las Escrituras. Al estudiar diligentemente las Escrituras, aprenderás de los ejemplos de hombres y mujeres cuya vida ha sido bendecida por seguir la voluntad revelada del Señor. También llegarás a ser tú mismo más receptivo al Espíritu Santo. Al leer y al meditar, tal vez recibas revelación acerca de la manera en que cierto pasaje de las Escrituras se aplique a ti o de cualquier otra cosa que el Señor desee comunicarte. Puesto que la lectura de las Escrituras te ayudará a recibir revelación personal, debes estudiarlas diariamente.Dedica tiempo para meditar. Cuando dedicas tiempo a meditar en las verdades del Evangelio, abres la mente y el corazón a la influencia guiadora del Espíritu Santo (1 Nefi 11:1; D. y C. 76:19; 138:1–11). La meditación aleja tus pensamientos de las cosas triviales del mundo y te acerca más al Espíritu.Cuando busques guía específica, estudia el asunto en tu mente. A veces, la comunicación del Señor vendrá sólo después de que hayas estudiado el asunto en tu propia mente. El Señor le explicó ese proceso a Oliver Cowdery, que sirvió como escribiente de José Smith durante gran parte de latraducción del Libro de Mormón. El Señor le habló a Oliver Cowdery por intermedio del profeta José Smith y le explicó por qué Oliver no había podido traducir el Libro de Mormón aun cuando se le había dado el don de traducir: “He aquí, no has entendido; has supuesto que yo te lo concedería cuando no pensaste sino en pedirme. Pero he aquí, te digo que debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si está bien; y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentirás que está bien” (D. y C. 9:7–8). Busca con paciencia la voluntad de Dios. Él se revela “en su propio tiempo y a su propia manera, y de acuerdo con su propia voluntad” (D. y C. 88:63–68). Probablemente recibas revelación “línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí” (2 Nefi 28:30; Isaías 28:10; D. y C. 98:12). No trates de forzar los asuntos espirituales. Así no es como se recibe revelación. Se paciente y confía en el tiempo del Señor.
Para saber más en cuanto a la Revelación consulta:
https://www.lds.org/manual/true-to-the-faith/revelation?lang=spa