> Diario de Abish: noviembre 2024

Translate

sábado, 16 de noviembre de 2024

Mientras tanto...


Cada cosa que me pasa en la vida,

cada cosa que no sucede,

que se dilata,

cada expectativa incumplida

es la voz de Dios, siento, diciéndome:

"Espera, hija mía.

Escucha, entiende, aprende;

no dudes, confía.

Conozco tus temores,

tu ansiosa inquietud,

tus fluctuantes emociones.

¿Los cielos parecen mudos, indiferentes?

¿La espera demasiado larga?

¿Las promesas, distantes?

No desesperes.

No retengo las bendiciones; son tuyas.

Cree solamente."



Este poema nació a modo de agradecimiento por una respuesta divina que, después de varios días, llegó.

La paciencia, según se puede leer en Predicad mi Evangelio, es la capacidad de confiar en Dios al enfrentar demoras, oposición o sufrimiento e implica aceptar con valor, gracia y fe aquello que no se puede cambiar. No se trata, claro está, de una espera pasiva, de sobrellevar las cosas con resignación sino de hacer cuanto esté a nuestro alcance mientras las respuestas y bendiciones llegan.   Es, a la vez, un atributo de Jesucristo pero no exclusivo de Él. Nosotros, como Sus discípulos, también podemos aspirar a esa virtud celestial.

A la mujer natural que todavía habita en mí le cuesta entender ciertas cosas, le cuesta esperar, calmar la "ansiosa inquietud" (Lucas 12: 29) que la domina a veces. Pero, como desarrollar la paciencia es un proceso que puede durar toda la vida, confío en los tiempos del Señor. Pase lo que pase, aunque mis expectativas no se cumplan (Suelo recrear en mi mente un escenario que no se concreta al final), estoy convencida de que mi Padre Celestial sabe lo que es mejor en cada circunstancia de mi vida y las respuestas, las bendiciones llegan cuando tienen que llegar y no antes ni después.

Mientras tanto, ejercito el esperar.


viernes, 1 de noviembre de 2024

Mensajes inspirados una primaveral mañana de noviembre



El domingo pasado tuve el privilegio y la bendición de ver y escuchar discursar a mi hijo menor. Mientras él hablaba, en cierto sentido, dejé de ser su madre. Tenía ante mí a un Hijo de Dios, un joven que va creciendo "en sabiduría, en estatura y en gracia" (Lucas 2: 52) y que honra el sacerdocio que le fue conferido. Sus palabras respondían a la pregunta "¿Cómo ser felices?", uno de los grandes interrogantes de la vida.

En consonancia con su discurso, una hermana compartió en el púlpito algunas maneras para experimentar "un gozo más elevado", que se deriva de hacer y guardar convenios .

Minutos más tarde, en la clase de Sociedad de Socorro, compartíamos impresiones y experiencias de cómo los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días podemos encontrar  paz interior y gozo duradero, a pesar de las vicisitudes de la vida, gracias "a nuestra esperanza en Cristo y a que comprendemos nuestro lugar en el hermoso plan de felicidad" (Discurso completo acá)

No es la primera vez que se da esta "coincidencia". Para que se entienda: los líderes que asignan discursos en la sacramental y en las clases de cada organización, lo hacen por inspiración. O sea, que en los mensajes se refleja la voluntad del Señor, lo que Él quiere que sepamos/recordemos.
"Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios." (Artículo de Fe 9)

La revelación no es exclusiva de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (de hecho ningún mandamiento que da el Señor lo es) sino que está al alcance de todo aquel que la "busc[a] diligentemente". (Doctrina y Convenios 88: 63). El modelo es simple↷↷↷↷↷↷


Los cielos siguen abiertos, tanto para revelar cuestiones que beneficiarán a todo el género humano (Conferencia General) como para guiar a humildes siervos del Señor a dar mensajes en la capilla una primaveral mañana de noviembre.