Ayer, Día de la Madre en Argentina, recibí el mejor regalo de todos: mis dos hijos compartieron sus propios testimonios del Evangelio en el púlpito de la capilla, delante de otros Santos de los Últimos Días.
"No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad." (3 Juan 1: 4)
Yo misma pude testificar, alineándome al elder Patrick Kearon, de que esta es la Iglesia de gozo (entendiendo que el gozo es la "condición de gran felicidad, resultado de vivir con rectitud", según la Guía para el Estudio de las Escrituras.)
¿Por qué lo es para mí? ¡Porque, principalmente, me hace feliz! Cuando estoy mal, cuando estoy triste, cuando estoy enojada, cuando me siento perdida, cuando no sé qué decisiones tomar sé a qué fuente acudir para ver todo con un prisma diferente, con una actitud de felicidad y mayor optimismo. Cada problema, cada situación, por más difícil que parezca, tiene solución. Hay respuestas a las oraciones, hay esperanza.
Podría enumerar las múltiples razones por las que podemos sentir gozo, aún cuando las circunstancias nos sean adversas, pero, como tengo alma de poeta y siento que la música puede llegar a expresar los sentimientos de una manera más eficaz que cualquier otra cosa, elegí este himno↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷
La versión en inglés, por el Coro del Tabernáculo↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷
"...sí, vuestro gozo será completo, así como el Padre me ha dado plenitud de gozo; y seréis tal como yo soy, y yo soy tal como el Padre; y el Padre y yo somos uno". (3 Nefi 28: 10)