Como ya sabrás, lo que aprenden los niños esta relacionado con el Ven, Sígueme.
Vimos los ejemplos de dos personajes de las escrituras para ejemplificar los siguientes principios:
-Puedo seguir a Jesucristo al defender el bien.
-Cuando cometo un error, el Padre Celestial me invita a arrepentirme y a cambiar.
Al estudiar sobre el primer principio conocimos a Esteban, un discípulo de Jesucristo, "varón lleno de fe y del Espíritu Santo" (Hechos 6: 5) y que " hacía grandes prodigios y milagros entre el pueblo." (hechos 6: 8). Él permaneció firme a Jesucristo y defendió la verdad aunque en ese momento era peligroso para él.
"Y oyendo estas cosas, se enfurecían sus corazones y crujían los dientes contra él. Pero Esteban, estando lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: ¡He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios! Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos y arremetieron a una contra él; y echándolo fuera de la ciudad, le apedrearon. Y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo." (Hechos 7: 54-58)
Esteban defendió el bien, recalco, aunque no era fácil hacerlo y aun cuando nadie mas lo hacia. Y otra cosa, que le hicimos notar a los niños: a pesar del gran mal que le estaban causando él "puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tengas en cuenta este pecado." (Hechos 7: 60) El perdonó, aun en al hora de la muerte. Igual que Jesucristo, Esteban fue un verdadero discípulo Suyo.
Cuando le preguntamos a los niños quién quería ser como Esteban, esto pasó↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷
Para ilustrar el segundo principio aprendimos sobre Saulo, quién teniendo autoridad de los principales sacerdotes para prender a los que invocaban el nombre de Jesucristo (Hechos 9: 14) "asolaba la iglesia; entrando en cada casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel." (Hechos 8: 3)
A este mismo Saulo, yendo hacia Damasco "súbitamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que debes hacer." (Hechos 9: 3-6)
Este encuentro con el Señor hizo que Saulo se arrepintiera, fuera sanado, perdonado y convertido en Pablo un poderoso apóstol e instrumento del Señor.
Después de la clase, la sorpresa nos la dieron los niños. Entre ellos decidieron que harían algo para defender el bien: ayudar a poner la mesa en casa y mandar una foto como testimonio de su compromiso.
Haz lo justo se llama la clase de los niños mas pequeños (menores de 8 años) y Valientes la de los mas grandecitos (mayores de 8). El domingo demostraron, una vez más, que están dispuesto a hacer y ser ambas cosas.