La manera en la que el enemigo nos va "envolviendo" para que dejemos de hacer lo que debemos hacer es tan sutil que la mayoría de las veces no nos damos cuenta, o si nos damos cuenta tratamos de justificarnos diciendo: "le dedicaré un poco mas de tiempo a esto que me gusta y luego leeré las escrituras o haré esa visita que hace días me propuse hacer o prepararé la Noche de Hogar o pasaré tiempo con mi familia, etc, etc, etc." Las actividades que elegimos realizar no son malas en sí mismas y pensamos que no le hacemos daño a nadie si nos quedamos "un rato mas". Pero la verdad que estamos dañando seriamente nuestra espiritualidad.
"Y a otros los pacificará y los adormecerá... de modo que dirán: Todo va bien en Sión; sí, Sión prospera, todo va bien. Y así el diablo engaña sus almas, y los conduce astutamente al infierno." (2 Nefi 28: 21)
La visión de Lehi (1 Nefi 8: 2-33, Libro de Mormón) |
Me gusta mucho esta imagen (en mis clases la comparto cada vez que puedo) porque grafica lo que quiero expresar.
La meta de estas personas es llegar al árbol de la vida y probar de su fruto que es el mas delicioso y preferible a los demás... Aferrados a la barra de hierro avanzan pero en el camino, surgen "vapores de tinieblas" (distracciones) que hace que algunos se suelten, se desvíen y hasta caigan en "senderos prohibidos". Algunos, sin embargo, siguen aferrados a la barra de hierro y avanzan "sin hacer caso" de lo que puede hacerles desviar su mira del "árbol", en definitiva, la meta final.
"Y ocurrió que surgió un vapor de tinieblas, sí, un sumamente extenso vapor de tinieblas, tanto así que los que habían entrado en el sendero se apartaron del camino, de manera que se desviaron y se perdieron." (1 Nefi 8: 23)
"Y los vapores de tinieblas son las tentaciones del diablo que ciegan los ojos y endurecen el corazón de los hijos de los hombres, y los conducen hacia caminos anchos, de modo que perecen y se pierden. (1 Nefi 12: 17)
Nuestra meta, como miembros de la Iglesia de Jesucristo de los santos de los Últimos Días es la de volver a la presencia de Nuestro Padre Celestial con nuestra familia.
Reflexiono: si yo dejo de tener la mira puesta en esa meta pongo en riesgo mi propia salvación y, a lo mejor, la de mi propia familia. Satanás lo sabe y usará en mi contra aquellas cosas que sabe que me agradan (como dije mas arriba, cosas que no son malas en sí mismas) y se esforzará para que esas cosas lleguen a ocupar mi tiempo de tal manera que ya no habrá tiempo para las demás, como orar, leer las escrituras, servir e incluso arrepentirme.
Pero sé que no estoy sola. Jesucristo mismo prometió: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al que el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros... Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho" (Juan 14: 16-18, 26).
A veces (debo confesar) soy como esas personas que se "distraen", por eso agradezco que el Señor, en Su infinita misericordia, me haya proporcionado de un amigo fiel y constante, el Espíritu Santo, que me puede ayudar a "darme cuenta" cuando estoy haciendo mal uso de mi tiempo o ocupándolo con actividades que no son tan relevantes, dejando de lado las que sí lo son.
Me he propuesto no volver a "distraerme". A pesar de mis debilidades, mí espíritu está dispuesto (Mateo 26: 41). Y sé que el Señor lo sabe.