> Diario de Abish: Otra perspectiva de las cosas

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miércoles, 2 de febrero de 2022

Otra perspectiva de las cosas

La idea de esta entrada empezó con esta imagen de Facebook (crédito a quien corresponda)↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷


¿Qué es lo primero que viene a tu mente al leer esta frase? Cuando apareció en mi perfil tenía solo tres comentarios. A mi me gustó, le di "Me encanta" y seguí de largo. Pero después volví. ¿Por qué no dar mi parecer cuando los demás habían puesto que esa frase denotaba masoquismo, y capricho de parte de la persona (hipotética) que lo expresaba? Mi comentario fue: "¿Y por qué no tomarlo cómo dos personas que no quieren estar con alguien más porque se aman y están dispuestas a hacer los cambios necesarios para permanecer juntas?
La verdad, rara vez comento en las redes porque sé que ciertos temas generan controversia y las personas, escudadas detrás de una pantalla, son capaces de hacer comentarios negativos, críticos e, incluso, ofensivos. Pero "tiré la bomba" y esperé. Para mi sorpresa recibí algún que otro "Me gusta".
La publicación y la reacción que generó antes de mi intervención me hizo reflexionar en cuanto a la visión que tiene la Iglesia en cuanto al hombre y a la mujer como iguales  vs la visión, distorsionada, que tiene el mundo. Comparto fragmentos de algunos discursos:

"Con el transcurso de siglos y milenios, la claridad de los aportes inspirados e interdependientes de hombres y mujeres se nubló con la información errónea y los malentendidos. Durante el tiempo transcurrido entre ese maravilloso comienzo en el jardín de Edén y la actualidad, el adversario ha tenido mucho éxito en su objetivo de dividir a hombres y mujeres con la intención de conquistar nuestras almas. Lucifer sabe que si puede dañar la unidad que sienten los hombres y las mujeres, que si puede confundirnos en cuanto a nuestro valor divino y nuestras responsabilidades por convenio, logrará destruir familias, que son la unidad esencial de la eternidad.

...

Por lo tanto, a lo largo de los años y en todo el mundo, desapareció en gran medida la comprensión total de los aportes y responsabilidades divinamente interdependientes y a la vez distintos de las mujeres y los hombres. En muchas sociedades, las mujeres llegaron a quedar subordinadas a los hombres en vez de ser compañeras con quienes trabajaban lado a lado, y se limitó el alcance de sus actividades. Durante esos tiempos tenebrosos, el progreso espiritual fluyó a un mínimo; de hecho, era poca la luz espiritual que podía penetrar las mentes y los corazones impregnados de tradiciones de dominación.

Entonces la luz del Evangelio restaurado resplandeció “más brillante que el sol” cuando Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo se aparecieron al joven José Smith a principios de la primavera de 1820 en aquel bosque sagrado al norte del estado de Nueva York. Ese acontecimiento inició un derramamiento moderno de revelación de los cielos. Uno de los primeros elementos de la Iglesia original de Cristo que se restauró fue la autoridad del sacerdocio de Dios. A medida que la Restauración seguía desplegándose, los hombres y las mujeres comenzaron a darse cuenta nuevamente de la importancia y del potencial de trabajar como socios, autorizados y dirigidos por Él en esta obra sagrada." (Discurso completo acá)

Eva era la “ayuda idónea” para Adán (Génesis 2:18). El término original hebreo para idónea da a entender que Eva era adecuada para Adán o igual a él. No era su esclava ni su subordinada. La palabra hebrea para ayuda en la expresión “ayuda idónea” es ezer, y significa que Eva se valió de las bendiciones del cielo cuando aportaba a su matrimonio los instintos espirituales inherentes a la mujer por razón de su sexo.

El presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles, ha dicho que el hombre y la mujer son diferentes por naturaleza y que si bien ambos comparten muchos rasgos humanos básicos, “las virtudes y los atributos de los que dependen la perfección y la exaltación son [más] naturales en la mujer”.

En Génesis 3:16 se expresa que Adán debe “enseñorear[se]” de Eva, pero eso no lo convierte en un dictador. El que es dueño y señor es también el ejemplo a seguir, por lo que Adán debía vivir de tal modo que los demás determinaran la rectitud de su propia conducta basándose en la rectitud de él. Ser dueño o señor no es tanto un privilegio de poder como una obligación de llevar a la práctica lo que se predica. Además, la expresión hebrea incluye la partícula bet, que aporta el matiz de gobernar con y no sobre. Si cualquier hombre ejerce “dominio… en cualquier grado de injusticia” (D. y C. 121:37; cursiva agregada), Dios cesa la autoridad de dicho hombre.

Debido tal vez a las falsas enseñanzas que tergiversaron el verdadero significado original del pasaje, el presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) prefería el término “presidir” a “enseñorearse”. Y dijo: “Ninguna autoridad de la Iglesia ha pedido jamás a mujer alguna que siga a su esposo de cabeza al infierno. [Sólo] debe seguirle tal y como él sigue y obedece al Salvador del mundo, si bien siempre debe actuar con equidad a la hora de decidir [si su marido está obedeciendo al Cristo]”. A este respecto, el presidente Kimball veía el matrimonio como una “sociedad total”, llegando a decir: “No queremos que las mujeres de la Iglesia sean socias silenciosas o limitadas”, sino más bien “que contribuyan… de manera total”. (
En un matrimonio en el que ambos cónyuges se tratan como iguales, ambos aportan a su relación una madurez espiritual en la que no hay distinción entre sexos. Ambos cuentan con una conciencia y con la guía del Espíritu Santo. Ambos consideran la vida familiar como su obra más importante. Cada uno se esfuerza por llegar a ser un discípulo equilibrado de Jesucristo: un ser espiritual en su totalidad. (Discurso completo acá)

"Como mujeres y hombres que guardan los convenios, necesitamos elevarnos unos a otros y ayudarnos a ser el pueblo que el Señor desea que lleguemos a ser. Necesitamos trabajar juntos para elevar a la nueva generación y ayudarla a alcanzar su potencial divino como herederos de la vida eterna. Podemos hacer como el élder Robert D. Hales y su esposa Mary han hecho, que han seguido el dicho: “Tú me elevas y yo te elevaré a ti, y así ascenderemos juntos”". (Discurso completo acá)


¿Nos reencontramos pronto?