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domingo, 23 de mayo de 2021

¿No es hora de deshacernos de los escombros?



Dos semanas atrás tuve la oportunidad de volver a escuchar un mensaje que, aunque breve en apariencia,  esconde una verdad y una enseñanza contundentes: la de que nuestra vida, por más destruida que parezca, puede ser reparada gracias a la expiación de Jesucristo.

El mensaje es parte de la bienvenida que el Profeta dio en la Conferencia General de octubre de este año y dice así:

"Sigue adelante el enorme proyecto de renovación del Templo de Salt Lake. Desde mi oficina, tengo un asiento en primera fila desde donde puedo observar las obras que tienen lugar en la plaza del templo. Mientras observaba a los trabajadores desenterrar las raíces de árboles viejos, las cañerías, los cables y una fuente que filtraba agua, pensé en la necesidad de que cada uno de nosotros retire, con la ayuda del Salvador, los viejos escombros que hay en nuestra vida.
El evangelio de Jesucristo es un Evangelio de arrepentimiento. Gracias a la expiación del Salvador, Su evangelio nos invita a seguir cambiando y creciendo, y a llegar a ser más puros. Es un Evangelio de esperanza, sanación y progreso; por tanto, ¡es un mensaje de gozo!
(...)los invito a orar para que determinen qué escombros deben retirar de su vida para ser más dignos."

En consonancia con el mensaje del presidente Nelson, el élder Dieter F. Utchdorf, en abril de 2016, relató:

"Durante mi visita vi la hermosa iglesia luterana Frauenkirche, la Iglesia de Nuestra Señora. Originalmente construida en el siglo XVIII, había sido una de las joyas relucientes de Dresden; pero la guerra la redujo a un montón de escombros. Por muchos años permaneció así hasta que finalmente se decidió que la Frauenkirche sería reconstruida.
Las piedras de la iglesia destruida se habían guardado y catalogado y, en lo posible, se usaron en la reconstrucción. Hoy en día se pueden ver esas piedras ennegrecidas por el fuego marcando las paredes externas. Esas “cicatrices” no solo son un recordatorio de la historia de guerra de ese edificio, sino también un monumento a la esperanza: un símbolo espléndido de la habilidad del hombre de crear vida nueva de las cenizas."


"Mientras reflexionaba en la historia de Dresden y me maravillaba en el ingenio y la determinación de aquellos que restauraron lo que había sido completamente destruido, sentí la tierna influencia del Espíritu Santo. Sin duda, pensé, si el hombre puede tomar las ruinas, los escombros y los restos de una ciudad deshecha y reconstruir una estructura impresionante que se eleva hacia los cielos, ¿cuánto más capaz es nuestro Padre Todopoderoso de restaurar a Sus hijos que han caído, pasado por dificultades o que se han perdido?
No importa que tan completamente arruinada parezca estar nuestra vida. No importa lo escarlata de nuestros pecados, lo profundo de nuestro resentimiento, lo solitario, abandonado o destrozado que parezca estar nuestro corazón. Aun aquellos que no tengan esperanza, que estén desesperados, que hayan traicionado la confianza, que hayan renunciado a su integridad o que se hayan alejado de Dios pueden ser restablecidos."

Y este video ilustra las palabras que el élder Shayne M. Bowen dirigió al mundo en octubre de 2006↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷





Como ves, aunque pronunciados en diferentes momentos y por distintos discursantes, los tres mensajes están atravesados por la misma esencia. ¿No te parece que es hora de empezar a deshacernos de esos escombros que entorpecen nuestro progreso?