"Uno de los argumentos que con frecuencia se utiliza en cualquier defensa de un canon cerrado, es el pasaje del Nuevo Testamento registrado en Apocalipsis 22:18: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras… de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro”. Sin embargo, existe un contundente consenso entre casi todos los especialistas en textos bíblicos de que este versículo se aplica sólo al libro de Apocalipsis, y no a toda la Biblia. Esos eruditos de la actualidad reconocen varios “libros” del Nuevo Testamento que muy probablemente se escribieron después de que se recibió la revelación de Juan en la Isla de Patmos. En esta categoría se incluyen por lo menos los libros de Judas, las tres epístolas de Juan y probablemente todo el Evangelio según el mismo Juan. Quizás haya incluso más.Existe una respuesta más sencilla que explica por qué ese pasaje del último libro del Nuevo Testamento actual no se aplica a toda la Biblia, y es porque la Biblia como la conocemos ahora —una colección de textos encuadernados en un solo tomo— no existía cuando se escribió ese versículo. Durante siglos después de que Juan aportó su escrito, los libros individuales del Nuevo Testamento estaban en circulación separados o quizá combinados con unos cuantos otros textos, pero casi nunca como una colección completa. De toda la colección de los 5.366 manuscritos griegos conocidos del Nuevo Testamento, sólo 35 contienen todo el Nuevo Testamento tal como lo conocemos, y 34 de ellos se compilaron después del año 1.000 d. C.
El hecho es que prácticamente todo profeta del Antiguo y del Nuevo Testamento ha agregado Escrituras a las recibidas por sus predecesores. Si las palabras de Moisés en el Antiguo Testamento fueron suficientes, tal y como algunos por error las pudieran haber considerado, entonces, ¿por qué, por ejemplo, existen las profecías posteriores de Isaías o las de Jeremías que le siguen? Y no se diga de Ezequiel y Daniel, de Joel, Amós y todos los demás. Si una revelación dada a un profeta en determinada época es suficiente para todas las épocas, ¿qué justifica la existencia de estas otras? Jehová mismo aclaró lo que las justifica cuando le dijo a Moisés: 'Mis obras son sin fin, y… mis palabras… jamás cesan.' "
¿Por qué todo este preámbulo? En nuestras clases, en nuestro estudio personal y familiar, además de la Biblia y de El Libro de Mormón, consultamos, estudiamos y aprendemos de dos tomos de escrituras mas: Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. Lejos de minimizar el Antiguo y el Nuevo Testamento, estos aquellos los complementan y enriquecen.
Este año toca leer Doctrina y Convenios↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷↷
Doctrina y Convenios es una "recopilación de revelaciones divinas y declaraciones inspiradas de los últimos días... que el Señor dio ... a Sus profetas escogidos en estos tiempos modernos con el fin de restaurar Su reino. " (Doctrina y Convenios, Guía para el Estudio de las Escrituras). El libro está dividido en ciento treinta y ocho secciones (más dos Declaraciones Oficiales) y, cada una, es una revelación personal para una persona o grupo de personas determinadas, que necesitaban guia y respuestas a sus oraciones en un tiempo en que la Iglesia se estaba organizando. Pero, ¡ojo! estas revelaciones no se limitan a aquellos a quienes fueron dirigidas originalmente sino que podemos aplicarlas a nuestros propias preguntas y desafíos actuales. Por ejemplo, la sección 25 está dedicada a Emma Smith (a quién ya mencioné en esta publicación de noviembre de 2019), pero todas las mujeres podemos sentirnos identificadas ya que, como el Señor mismo dijo, "lo que le dice a uno lo dice a todos." (DyC 61: 18)
Pero la cosa no termina ahí. DyC nos proporciona información adicional sobre:
- la verdadera naturaleza de Dios el Padre, de Jesucristo y del Espíritu Santo;
- el Plan de Salvación;
- la expiación de Jesucristo;
- los profetas y la revelación;
- el sacerdocio y sus llaves;
- las ordenanzas y los convenios;
- el matrimonio y la familia;
- los mandamientos.
Te propongo algo: al leer alguna sección de DyC que te llame la atención, reemplazá el nombre del destinatario por tu propio nombre. Vas a sentir como si el Señor te estuviese hablando directamente a vos, en tu esfuerzo por encontrar "sabiduría y grandes tesoros de conocimiento" (DyC 89: 19)
Espero que podamos encontrarnos en algún otro momento, así me contás como va siendo tu experiencia con DyC, ¿te parece?