Experiencias cotidianas de una miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, esposa, madre y ama de casa con alma de escritora.
Ayer, viniendo para la casa de mis suegros, escuché dos canciones que me gustaron mucho y cuyos títulos anoté para no olvidarme. Yo le presto mucho atención a la letra de las canciones y a lo que me hacen sentir. Y, si están en otro idioma, trato de buscar la traducción para cerciorarme de que no estoy cantando o bailando una barrabasada.
"La música tiene una profunda influencia en tu mente, tu espíritu y tu comportamiento. Elige con cuidado la música que escuches; presta atención a lo que sientas cuando la estés escuchando. Cierta música tiene mensajes malos y destructivos. No escuches música que fomente la inmoralidad o ensalce la violencia, ya sea por medio de su letra, su ritmo o intensidad. No escuches música que utilice lenguaje grosero u ofensivo ni que promueva prácticas perversas. Esa clase de música puede entorpecer tu sensibilidad espiritual." (Para la Fortaleza de la Juventud, La música y el baile)
Recuerdo que, hace un tiempo, en seminario leímos que Nefi se deleitaba en las escrituras y en las cosas del Señor (2 Nefi 4: 15-16.) Hay muchas otras cosas que son "virtuosas, bellas, de buena reputación, o dignas de alabanza" (Artículo de Fe 13) en las que podemos deleitarnos. En aquella ocasión, los jóvenes mencionaron las distintas cosas en las que se deleitaban. Cuando me tocó el turno a mí, dije que en la música.
Me encanta escuchar música, aunque confieso que antes escuchaba mas (tendré que retomar como con la lectura.) Escucho distintos tipos de géneros. Me gusta experimentar. No me ato a un solo género ni a un intérprete (salvo algunas excepciones 😜.) Voy de la música clásica al pop; del folklore al rock. Incluso, me encantan las películas musicales, estilo Bollywood. Hay una canción de la Iglesia que habla de las sensaciones que los distintos tipos de música nos hacen sentir y sé que es así. El tipo de música que elegimos puede determinar nuestro estado de ánimo. Acá te dejo el video de la canción de la Iglesia
Desde el 30 de mayo, con Benja, estamos estudiando el Libro de Mormón. La idea surgió de camino al colegio, después de que él me hizo notar que no lo estábamos leyendo juntos. Anteriormente, lo habíamos empezado pero costaba ser constantes y terminamos abandonando. Me encantó la idea y más viniendo de un niño de diez años. (Los niños están mas atentos a las cosas espirituales que nosotros, los adultos, a veces.) Pero no quería que quedáramos, otra vez, a mitad de camino y me dí cuenta que para lograr leer las escrituras con mi hijo (y no morir en el intento) tenía que hacer el proceso más "entretenido". Recordé el desafío que el presidente Nelson nos extendió en octubre del año pasado: el de empezar a leer El Libro de Mormón y de terminarlo antes de fin de año, buscando y marcando aquellos versículos que hicieran referencia a Jesucristo de alguna u otra manera. Para Benja es una especie de "búsqueda del tesoro". Nos turnamos para leer y vamos marcando las referencias a medida que van apareciendo (cada uno, en un ejemplar de escrituras nuevo.) A la vez, compartimos nuestros pensamientos y sentimientos en cuanto a El Libro de Mormón y a su papel como testigo adicional de Jesucristo. Acá algunas fotos (perdón por la calidad de las imágenes)
La idea es terminar de leerlo el 25 de diciembre (la fecha la puso Benja). Para poder terminar a tiempo las seiscientas cuarenta y dos páginas que tiene el libro, estoy usando "Planes de estudio", de la aplicación Biblioteca del Evangelio. Poniendo fecha de inicio y de finalización, te indica la cantidad de versículos que hay que leer a diario.