Si son lectores asiduos de mi blog, sabrán que hace rato no publico una entrada. ¿La razón? Me uní a los jóvenes (aunque ya hace rato dejé la adolescencia 😜) e hice un "ayuno" de las redes sociales por una semana. (Esto forma parte de las cinco invitaciones que el presidente Nelson le hizo a los jóvenes. ¿No se acuerdan? Mas información, acá.)
El hecho es que, cuando me puse otra vez a navegar por las dos redes sociales que mas uso, Facebook e Instagram, ya no le encontré el mismo "gustito". Hasta podría decir que casi, casi perdí el interés. (Aunque, les soy sincera, ya no venia interactúando tanto como antes en dichas redes.)
¿Mi balance de este "reto" o "desafío"? Tengo dos palabras: ¡Me encantó! Porque "El no hace nada a menos que sea para el beneficio del mundo" (2 Nefi 26: 24) y, precisamente, este "ayuno" virtual es para ayudarnos a no ser tan dependientes de las redes sociales. Si bajamos o apartamos un ratito el celular, vamos a ver que hay todo un mundo alrededor nuestro. ¿Podemos sobrevivir unas horas o unos días sin actualizar nuestro estado, compartir "selfies" o ser el que mas "me gusta" tiene? Por experiencia propia digo: ¡absolutamente, sí!
Pero esto no queda acá. ¡Todavía quedan cuatro "retos"! (Algunos de mis alumnos, ya se comprometieron a cumplir el segundo: hacer un sacrificio semanal de tiempo personal, para dedicárselo al Señor, durante tres semanas.)
¿Quién se nos une y también dice, con la mano bien levantada: "¡Yo!"?