Lamentablemente, no pudimos... 😩 Para empezar, ya de casa salimos tarde. La idea era salir temprano pero Benja tenía Taekwondo (ya había faltado dos veces y no quería hacerlo faltar más) y Christian, la mutual en la capilla.
Al llegar vimos que había ¡¡muchísima gente!! Eso está bien. Es buena señal ¿no? Empezamos a recorrer los stands, a ver que podíamos comer... Ya habíamos decidido comprar solo una porción de cada cosa para comer entre los tres (mi hijo mayor no nos acompañó) y poder probar la mayor cantidad de comidas. Pero la fila para comprar en cada stand era in-ter-mi-na-ble, excepto en uno. Nos acercamos y vi algo que me llamó la atención (era una especie de galletita de arroz rellena de un poroto dulce típico de Japón), pregunté el precio y seguimos camino, con la idea de pasar mas tarde. Pero al volver ya no había quedado mas ¡¡¡waaahhhh!!! 😭 No le pregunté al que me había atendido el nombre de esas "galletitas" pero al buscar en Internet, me di cuenta que era esto (se llama Mochi):
Nota mental: ¡no dudar en comprar para la próxima!
Ya que comida no pudimos probar, nos inclinamos por ir a ver los espectáculos. ¡Otra misión casi imposible! Las danzas, artes marciales, Taiko, etc., no se hicieron en el escenario (que había, sí) sino en la calle y la cantidad de gente te obstaculizaba la visión. No nos quedó otra que ver un poquito por aquí y otro, por allí 😥.
Acá les dejó algo de lo poco que pudimos ver:
Para Benja fue una salida"fail" 😂😂😂 (¿¿en qué idioma hablan los chicos de hoy en día?? 😖) pero a los adultos de la familia nos gustó. (¿Les cuento un secreto? En mi adolescencia quería casarme con un japonés pero shhhh ¡que mi esposo no se entere! 😁)