Después de algunos días de ensayo, algunos miembros del barrio al que asisto pudimos ofrecerle al Señor lo mejor de nosotros, a través de nuestras voces, en la reunión Sacramental dedicada a recordar la Resurrección de Jesucristo, después de sufrir en el jardín de Getsemaní y morir en la cruz por nosotros.
Para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cantar himnos forma parte de nuestro diario vivir. Lo hacemos en la capilla, en nuestros hogares, en las Noches de Hogar o sin ninguna razón en particular porque, en definitiva, cantar himnos equivale a ofrecerle una oración al Padre Celestial.
"[L]a canción de los justos es una oración para mí, y será contestada con una bendición sobre su cabeza." (Doctrina y Convenios 25: 12)
Es por eso que, en cada barrio o rama de las Estacas, para fechas especiales o, quizás, de manera estable, los miembros pueden formar parte de un Coro. No se piden voces perfectas sino el deseo de alabar al Señor mediante música inspirada.
Con humildad, reverencia y gratitud, cantamos los dos siguientes himnos: