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domingo, 21 de enero de 2024

¡Viva la esencia de las personas!



No hay una razón para este post. O sí (pero me lo reservo).

El viernes pasado, después de mi servicio en el Centro de Historia Familiar y en la Casa del Señor, me senté debajo de un árbol, en los jardines. Usualmente, al igual que todos los miembros y visitantes, doy la infaltable vuelta alrededor del templo para disfrutar de su belleza y para sacarme fotos. Esta vez, sin embargo, decidí ponerme a leer la Biblia. Entre parentésis, una de mis metas es leer el Antiguo Testamento íntegro para encontrar evidencias (aunque ya lo sé) de que este tomo de Escrituras es fiel testimonio de que los israelitas de la antiguedad sabían de la misión y futura Expiación de Jesucristo. Sus ritos y ordenanzas, incomprensibles para un lector moderno, remitían todo el tiempo hacia Él. 

La cuestión es que, como dije, me senté a la sombra de uno de los árboles, abrí mi Biblia y sucedió esto:



No hubo preparación previa. Mi intención era sacar una foto  con el Templo de fondo pero sopló la brisa y.decidí cambiar el formato a video para guardarlo. Fue un momento muy lindo, tanto que, posteriormente, le dediqué un post en Instagram, sin ningún agregado, dejando el sonido ambiente y con la siguiente escritura:


"(...) Y he aquí que Jehová pasaba, y un grande y poderoso viento rompía los montes y quebraba la peñas delante de Jehová, pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento, un terremoto, pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto, un fuego, pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego, una voz apacible y delicada." (1 Reyes 19: 11-12)


Inmediatamente después de que el viento "jugó" con las hojas de mi Biblia, hice otras grabaciones con la esperanza de que volviera a pasar y quedara tan bonito como la vez anterior. No hubo manera. Ciertas cosas se dan de manera espontánea y ahí reside su encanto: en su autenticidad. 

Confieso que, más tarde ese mismo día, borré estos intentos fallidos de lograr una grabación perfecta pero, después de meditarlo un poco, las rescaté de la papelera de mi celular (¡Bendita tecnología que da esa posibilidad!). ¿Por qué no mostrar, también, las "imperfecciones" de la grabación, los intentos que no resultaron como quería? Después de todo, a mí no me gustan demasiado las "poses", el "aparentar que..." (Tanto en las fotos como en la vida) Prefiero mostrarme tal cual soy  (un poco distraída, otro tanto atropellada, etc), aún si no lleno las expectivas de otros. 


"En nuestro mundo, y aun en la cultura de la Iglesia, siempre está la tentación de obsesionarse con la perfección. Las redes sociales, las expectativas poco realistas, y a menudo nuestra propia autocrítica, crean sentimientos de insuficiencia, de que no somos lo bastante buenos y que nunca lo seremos. Algunos incluso malinterpretan la invitación del Salvador: “Sed, pues, vosotros perfectos”.
Recuerden que el perfeccionismo no es lo mismo que ser perfeccionados en Cristo. El perfeccionismo requiere un nivel imposible y autoimpuesto por el que se nos compara con los demás. Esto genera sentimientos de culpa y ansiedad, y puede hacer que queramos rendirnos y aislarnos.Ser perfeccionados en Cristo es otra cuestión; es el proceso, guiado amorosamente por el Espíritu Santo, de llegar a ser más como el Salvador. El nivel lo establece un Padre Celestial amoroso y omnisciente, y está definido con claridad en los convenios que se nos invita a recibir. Nos libera de las cargas de los sentimientos de culpa e insuficiencia, y siempre hace hincapié en quiénes somos a los ojos de Dios. Mientras este proceso nos eleva y nos impulsa a ser mejores, se nos valora por nuestra devoción personal a Dios, la cual manifestamos en nuestros esfuerzos por seguirlo con fe. Al aceptar la invitación del Salvador de venir a Él, enseguida nos damos cuenta de que hacer lo mejor que podamos es suficiente, y que la gracia de un Salvador amoroso cubrirá la diferencia como no podemos ni imaginar." (Discurso completo acá)

 

Mis actos "fallidos":





¡Viva la esencia de las personas!