Los líderes nos recomiendan no dejar pasar la oportunidad de testificar de Cristo. No solo se beneficia el que escucha expresar su testimonio a alguien más sino que, tambien; “se comprenden el uno al otro, y ambos son edificados y se regocijan juntamente.” (Doctrina y Convenios 50: 22)
Yo sentí la necesidad de hablar de la Expiación. Como preparación para Tomar la Santa Cena, dos sacerdotes del barrio parten el pan en pedacitos, mientras la congregación entona un himno alusivo. A mi me gusta imaginar que son las manos de Jesucristo mismo, partiendo el pan, como hizo con Sus discipulos. Hay simbolismo y poder en esta sagrada ordenanza. Los pedacitos de pan representan Su carne, que Él dio por amor a nosotros. Asímismo, el agua, que tomamos de pequeños vasitos, representa Su sangre, que derramó, gota a gota, para que “no padeciéramos, si es que nos arrepentíamos”. (Doctrina y Convenios 19: 26)
Como dice el himno 108:
Mansos, reverentes, hoy, inclinados ante Dios,recordemos al Señor, que la libertad nos dio.Él Su sangre derramó; nuestra salvación ganó.Dio Su vida con amor; Él es nuestro Redentor.Este pan emblema es de Su cuerpo que Él dio.Esta agua signo es de Su sangre que vertió.Le debemos recordar, pues nos dio la libertad.En la cruz Su vida dio; por nosotros padeció.
Buscaremos santa paz, compasión y hermandad.
Perdonando ̮a los demás, Cristo nos perdonará.
En humilde oración buscaremos bendición,
y Su gracia nos dará; como fuente manará.
Cristo ruega ante Dios; Él es nuestro mediador.
Cual amigo nos amó con un infinito ̮amor.
Dice Él: “Obedeced; fieles y humildes sed.
Si mostráis amor y fe, vuestro Salvador seré.
He sentido la influencia de Su Expiación y de Su amor en mi propia vida muchas veces y de diferentes maneras pero hoy, mientras tomaba la Santa Cena comprendí un poco más. Luego, al subir al púlpito, pude ver a hermanas que, desde el lugar en que estaba sentada, me resultaba difícil ver. El solo hecho de estar unos centímetros más arriba del suelo, amplió mi visión. Me fue imposible no compararlo con mi calidad de miembro de la Iglesia de Jesucristo. El ser, el pertenecer, el perseverar me ha elevado por sobre las cosas del mundo y le ha dado a mi visión limitada, una perspectiva superior. No soy perfecta pero, desde que me bauticé, allá por 2006, mi vida es distinta, mejor. No cambiaría esto por nada.